Artículos en español
Salmos Imprecatorios
La Creación a Través de los Salmos
Deléitate en la Ley del Señor
Una de las personas que me gustaría conocer-Zaqueo
Evidencia de cosas que no se ven - Enoc
Ay de los reposados y confiados
La espada de doble filo
Empuñando la Espada del Espíritu
Un mensaje para un mundo muribundo
Orar como un niño
Por sobre todo, tomar el escudo de la fe
Paz en medio de la guerra
Coraza de justicia
¿Qué es la verdad?
“Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad…” – Efe. 6:14
Comprometiéndose con la batalla
Definición de la batalla: criar niñas
¿Tengo lo que se necesita?
Encontré a Dios y estoy seguro que en Jesús está mi esperanza de salvación. Quiero vivir mi vida a Su servicio y para Su gloria. Pero, ¿tengo lo que se necesita para ser un discípulo y soldado de Cristo de por vida? Veo mi propia ignorancia y debilidad, los obstáculos frente a mí y mi lamentable pasado, y me pregunto si puedo hacerlo. En algún momento de nuestras vidas, creo que todos nos hicimos esta pregunta y dudamos de nuestra capacidad para ser leales y valientes. Cuando me miro a mí misma y a mi servicio, con demasiada frecuencia no veo a un soldado valiente.
Elegir Pelear
Reflexionando repetidamente sobre mi esfuerzo por vivir para Cristo en este mundo y pensando en lo simple y a la vez difícil que es el disicipulado, se me ha ocurrido de repente hacer esta pequeña contribución por otras mujeres de manera universal. Ciertamente no soy un dechado de virtudes como cristiana, pero esa es la belleza de la gracia de Dios, porque si mi virtud fuera el ejemplo a seguir, yo, junto con toda la humanidad, estariamos condenados. Por lo tanto, dependiendo en la misericordia de Dios he aceptado el desafío de ponerme la armadura de la cual se habla en Efesios 6:10-20 para luchar en el lado de Su ejército.
Enlistarse en el Ejército de Discípulos
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Efesios 6:10-13
Quiénes somos
‘Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.” Apocalipsis 7:9-10